Es evidente que la vida no es rosa precisamente... pero la podemos pintar.
Es lo que he hecho con esta mesita. La he conocido en casa de mis padres desde que tengo uso de razón. Estaba ya medio desahuciada pero no tenía valor para deshacerme de ella definitivamente así que dando un paseo por Pinterest me decidí por la idea que rondaba en mi cabeza.
Sería el regalo de Reyes de mi nieta.
Pues manos a la obra. Primero quitar tiradores, lijar varias capas de barniz, pintar, decorar puertas por dentro y fuera, dividir y decorar distintas estancias con papeles decorativos: una cocina, una habitación, un baño, un salón y un jardín-terraza en el cajón.
Y como tiene dos plantas, no podía faltar una escalera. Tampoco sus ventanas, sus cuadritos y su reloj de cocina (botón), sus cojines...
Y quién va a venir a vivir a esta mesita convertida en casita?
Al abrir el cajón está la terraza-jardín donde juegan al sol los niños y las mamás sacan a sus bebés a pasear.
y ¡cómo no! no puede faltar ese calor de hogar, con su estufa encendida y el gato cerca, 😊
Y lo que más me ha gustado... la cara de sorpresa de Vega al abrir las puertas y verla jugar feliz. 😃
Para ella la vida es rosa.
Un saludo para todas.